sábado, 25 de octubre de 2008

HAIKUS DE VERANO

El té a la sombra

del roble en el verano

migas... gorriones...

 

 

 

 

 

Un día de campo

calor febril de siesta

y los jejenes.

 

 

 

 

 

Una calandria

saltando tras las migas

se acerca... mira...

 

 

 

 

 

Verde cimbrante:

danza el viento estival

entre las hojas.

 

 

 

 

 

Y los jazmines

constelan la ventana:

sueño de enero.

 

 

 

 

 

El lago en calma

entre un brillo de anzuelos

batalla un pez.

 

 

 

 

 

Cuando madura

el fruto se desploma

la rama ilesa.

 

 

 

 

 

Ni las ampollas

harán que me desvíe

de este camino.

 

 

 

 

 

Ranas de estío

serenata nocturna

croa el arroyo.

 

 

 

 

 

Calor de estío:

surco verde ambulante

labor de hormigas.

 

 

 

 

 

Noche de enero:

luna llena en el campo

¿cardos? ¿estrellas?

 

 

 

 

 

Palo borracho,

brisa de mariposas

sombra rosada.

 

 

 

 

 

Lento arrullo:

insomnio veraniego

de las torcazas.

 

 

 

 

 

Húmeda sombra

¿Porqué lloran las tipas?

pregunta el niño.

 

 

 

 

 

En el baldío

caen paltas del árbol

¡nadie las junta!

 

 

 

 

 

Laguna calma:

asoma su cabeza

una tortuga.

 

 

 

 

 

Una tras otra

las nubes se desplazan

¡pausa en la hierba!

 

 

 

 

 

Tarde de estío,

garabatos de juncos,

brisa en el agua.

 

 

 

 

 

La garza estática

aquieta la laguna,

titilar blanco.

 

 

 

 

 

Estío en suspenso:

el vuelo detenido

del colibrí.

 

 

 

 

 

Olmo dorado:

un huevo cae del nido,

¡cuánto silencio!

 

 

 

 

 

Mar celestial:

¿un ave se zambulle

o salta un pez?

 

 

 

 

 

Nubes de insectos,

los vapores del lago

¡calor de estío!

 

 

 

 

 

Agua de pozo:

el niño baja el balde

sube una estrella.

 

 

 

 

 

Nido de hornero

en la vieja tranquera.

¿Ya no se abre?

 

 

 

 

 

Sed estival:

mitiga el alguacil

el cauce seco.

 

 

 

 

 

Puente de piedra:

el silencio del río

encuentra eco.

 

 

 

 

 

Sola entre lirios

la niña oye el rugido

de los leones.

 

 

 

 

 

Junto a la orilla

los pies y la marea;

¿quién se distancia?

 

 

 

 

 

La marea empuja

al bote contra el muelle

¿sueño mecido?

 

 

 

 

 

Cerco de pircas,

una piedra se mueve:

¡ojo del cuis!

 

 

 

 

 

Flor de magnolia:

¡y todo su perfume

un solo día!

 

 

 

 

 

En la vertiente

cubre el musgo las piedras

¿o acaso es jade?

 

 

 

 

 

Desde los surcos,

urdido en el maíz:

el cielo verde.

 

 

 

 

 

Noche de estío:

el oro del trigal

amaneciendo.

 

 

 

 

 

Sobre la mesa

sigue el pastel de fresas:

¡qué día largo!

 

 

 

 

 

Siesta de estío:

en mi sueño estridente

vuela un mosquito.

 

 

 

 

 

Arena húmeda,

el óxido en la boya

¿el arco iris?

 

 

 

 

 

¡Cuánto perfume!

diminutas violetas

bajo las hojas.

 

 

 

 

 

Piso de yute

y una araña que salta:

¿recién llegados?

 

 

 

 

 

Verano calmo:

las sombrillas se mueven

¿ríen las niñas?

 

 

 

 

 

Siesta de estío:

¿ha soñado el gomero

su propia sombra?

 

 

 

 

 

El radiador

lleno de mariposas

¡qué viaje largo!

 

 

 

 

 

Horada el ave

las ciruelas tardías

¡lluvias de estío!